Como transportar a los ciudadanos por las autopistas
La solución más rápida, económica en implantación, segura, barata para el usuario, más ecológica, con cumplimiento en horario, es la utilización de uno de los carriles de la autopista exclusivamente para guaguas, separado del otro físicamente por una valla de hormigón.Por aquí circularían guaguas directas de pocas paradas y otras que se fueran parando en las poblaciones, con mayor frecuencia que los actuales, para absorber correctamente a toda la población que dejaría el coche. Y en cada parada de la autopista, una conexión con una guagua que cada 5 minutos conecte con el centro de ese pueblo.
De esta forma, la efectividad de este transporte público no dependería del colapso del tráfico privado, y con un riesgo de accidente casi nulo. Esto lo saben ellos perfectamente. Tantos años de colas de entrada a las grandes ciudades, y los políticos no hacen nada. Sólo piensan en proyectos gigantescos de enormes presupuestos, como trenes o tranvias. Es como querer curar un resfriado con quimioterapia.
Por supuesto que mi objetivo es eliminar el transporte privado. Estamos enganchados al automóvil, y no somos capaces de concebir la vida sin él (al igual nos ha pasado con el teléfono móvil, pero hace 10 años nadie tenía ninguno, y se vivía hasta mejor). Nos han creado la necesidad de tener un coche privado. Usted está tan convencido de ello, que sólo pensar en que lo perdemos nos ponemos nerviosos. La industria automovilística se ha hecho enormemente poderosa, y sólo parece válido el modelo en el que todos tengamos coche.
Pero, ¿realmente es necesario? ¿De verdad cree que Usted necesita un coche? No se equivoque, usted lo que necesita es un medio de transporte rápido, seguro (sin accidentes y sin problemas de seguridad ciudadana), barato (tanto en implantación como en coste al ciudadano), poco dañino con el medio ambiente, ubicuo (que lo transporte de cualquier lado a cualquier otro), atemporal (que no tenga horarios sino que sea permanente).
Imagínese que hoy con un chasquido de sus dedos eliminara todos los vehículos privados de su ciudad. ¡Dios mío, el caos! ¿Cómo realizo mis actividades diarias? En ese momento, vamos a plantear, teniendo las infraestructuras de comunicaciones que tenemos ahora, un sistema de transporte colectivo, utilizando diferentes tipos de transporte público, con intercambiadores. Hay muchos temas a resolver al hacer esto, como ¿cómo hago la compra?, ¿cómo llevo un mueble a casa?, etc., pero para todo eso hay respuestas, una vez uno prescinda del vehículo privado.
Sólo pretendo devolver al ciudadano lo más preciado que tiene, su ciudad, su salud y su medio ambiente. Imagínese una ciudad sin coches, con los niños jugando en la calle, con espacio para caminar, sin peligro de ser atropellado, sin ruido, sin contaminación. ¿No cree que vale la pena arriesgar nuestro coche privado por ello? Yo creo que sí. Algunas ciudades ya han apostado por ello, y los resultados son espectaculares. Si quiere saber más sobre esta apuesta decidida por una mejor calidad de vida, he escrito un libro al respecto "El tráfico no tiene solución. La ciudad comunicada".
De esta forma, la efectividad de este transporte público no dependería del colapso del tráfico privado, y con un riesgo de accidente casi nulo. Esto lo saben ellos perfectamente. Tantos años de colas de entrada a las grandes ciudades, y los políticos no hacen nada. Sólo piensan en proyectos gigantescos de enormes presupuestos, como trenes o tranvias. Es como querer curar un resfriado con quimioterapia.
Por supuesto que mi objetivo es eliminar el transporte privado. Estamos enganchados al automóvil, y no somos capaces de concebir la vida sin él (al igual nos ha pasado con el teléfono móvil, pero hace 10 años nadie tenía ninguno, y se vivía hasta mejor). Nos han creado la necesidad de tener un coche privado. Usted está tan convencido de ello, que sólo pensar en que lo perdemos nos ponemos nerviosos. La industria automovilística se ha hecho enormemente poderosa, y sólo parece válido el modelo en el que todos tengamos coche.
Pero, ¿realmente es necesario? ¿De verdad cree que Usted necesita un coche? No se equivoque, usted lo que necesita es un medio de transporte rápido, seguro (sin accidentes y sin problemas de seguridad ciudadana), barato (tanto en implantación como en coste al ciudadano), poco dañino con el medio ambiente, ubicuo (que lo transporte de cualquier lado a cualquier otro), atemporal (que no tenga horarios sino que sea permanente).
Imagínese que hoy con un chasquido de sus dedos eliminara todos los vehículos privados de su ciudad. ¡Dios mío, el caos! ¿Cómo realizo mis actividades diarias? En ese momento, vamos a plantear, teniendo las infraestructuras de comunicaciones que tenemos ahora, un sistema de transporte colectivo, utilizando diferentes tipos de transporte público, con intercambiadores. Hay muchos temas a resolver al hacer esto, como ¿cómo hago la compra?, ¿cómo llevo un mueble a casa?, etc., pero para todo eso hay respuestas, una vez uno prescinda del vehículo privado.
Sólo pretendo devolver al ciudadano lo más preciado que tiene, su ciudad, su salud y su medio ambiente. Imagínese una ciudad sin coches, con los niños jugando en la calle, con espacio para caminar, sin peligro de ser atropellado, sin ruido, sin contaminación. ¿No cree que vale la pena arriesgar nuestro coche privado por ello? Yo creo que sí. Algunas ciudades ya han apostado por ello, y los resultados son espectaculares. Si quiere saber más sobre esta apuesta decidida por una mejor calidad de vida, he escrito un libro al respecto "El tráfico no tiene solución. La ciudad comunicada".
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